Mujeres andaluzas en Madrid, mujeres que viven, vivieron o pasaron por la capital y nos dejaron huella. Nuestros referentes.
Con motivo del 8M, las socias de la Peña Andaluza La Gata hemos querido sacar un ratito para reivindicar la figura de algunas de estas mujeres que nos inspiran cada día.
No son todas las que son y, entre ellas, faltan muchísimas referentes anónimas que tenemos siempre en nuestra mente. Aun así, no queríamos dejar pasar este 8 de marzo sin echar un vistazo atrás, desde el siglo XVI a la última década, de la música a la literatura, pasando por el activismo, la filosofía o el arte contemporáneo.
Gracias por marcarnos el camino.
Gata Cattana (Adamuz, 1991 – Madrid, 2017)
Recuerdo perfectamente el día en el que Gata Cattana falleció: estaba visitando a mi familia en Málaga y llovía muchísimo. De repente la noticia me cayó como un jarro de agua fría. No me lo podía creer, me negaba a aceptar que semejante talento -no tan conocido por aquel entonces-, dejara de existir así tan repentinamente.
Mientras volvía a Madrid, estuve repasando sus canciones y leyendo sus letras como si fuera una manera de traerla de nuevo a la vida. Me arrepentí mucho de no haber ido a un concierto suyo cuando tenía la oportunidad, y creo que no me lo perdonaré jamás.
La poesía, tan cargada de mensajes políticos y referencias filosóficas, con la que nos sacudía en sus canciones no dejaba a nadie indiferente.
Yo, en pleno siglo veintiuno
Que tenga que venir la Ana a rebatir a Freud
La tradición es larga desde Nietzsche hasta Unamuno
De Aristóteles a Darwin, desde Franco hasta Rajoy
Ya en Madrid, mis amigas y yo, nos reunimos para escuchar sus discos y leer sus poemas (Gata no sólo rapeaba de una manera exquisita y voraz, sino que escribía poesía que te estremecía por completo y no te dejaba indiferente).
Como bien decía en su poema Madrid, publicado en su libro La escala de mohs, «pero se nota que no tenías ni idea de quién era yo antes de traerme, y eres tú la que se parece a mí, la que ya quisieras parecerte un poco a mí, ya quisieras». Y ya quisiera Madrid parecerse a Gata, ya quisieran todas las ciudades del mundo parecerse a Gata, a esa fuerza lírica que desprendía por los cuatro costaos’. Nunca dejo de pensarte, Gata. Te echamos de menos.
Ana López Gallego (La Carolina, 1918 – Madrid, 1939)
Ana López Gallego fue una jienense, militante de las JSU, revolucionaria andaluza y una de las Trece Rosas.
Emigró a Madrid debido a la miseria. Durante jornadas laborales interminables adquirió conciencia de clase, su salario era el único ingreso en el núcleo familiar. Con 18 años, cuando se produjo el golpe de estado, empezó a militar en la JSU y durante la guerra fue miliciana.
Cuando el franquismo venció su pareja la intentó convencer de huir a Francia pero decidió permanecer en la lucha. Fue detenida en mayo del 39 y la trasladaron a la prisión de Ventas. Acusada por organizar un atentado contra el dictador fue condenada a la pena máxima, el fusilamiento.
5 de agosto de 1939, como dolía Madrid aquella noche, en una primera descarga quedó viva, ella furiosa dijo , «¿Es que a mí no me matan?», en la segunda la mataron. Que su nombre no se borre de la memoria.
Ana Caro de Mallén, escritora (Sevilla o Granada, c. 1590 – Sevilla, c. 1647)
Hace mucho que las mujeres andaluzas emigran a Madrid para buscarse el pan. Es el caso de Ana Caro de Mallén, escritora nacida a finales del siglo XVI —no se conoce su ciudad de origen, pero se barajan Sevilla y Granada— que desarrolló su trabajo hasta mediados del XVII.
Es una de las primeras autoras andaluzas —y españolas— en haberse dedicado profesionalmente a la escritura, en un momento en el que las mujeres tenían un acceso muy restringido a la educación, y más restringido aún al trabajo intelectual.
Tras el éxito de sus Relaciones impresas en Sevilla, se instala en Madrid en 1637, donde se cree que traba amistad con María de Zayas, otra gran escritora del XVII y una de las primeras novelistas en español. En una de sus pocas obras que han llegado hasta hoy, Valor, agravio y mujer, Ana Caro denuncia los valores sociales machistas y dibuja la todavía imposible independencia femenina.
María Zambrano, filósofa (Vélez-Málaga, 1904 – Madrid, 1991)
María Zambrano fue una filósofa y ensayista, con una obra extensa. Estudió Filosofía en Madrid, donde tuvo de profesor, entre otros, a Ortega y Gasset, el cual la influyó. Fue profesora de la Cátedra de Metafísica en la Universidad Central y colaboró en diversas publicaciones como la Revista de Occidente, Cruz y Raya u Hora de España.
Formó parte de las Misiones Pedagógicas donde viajó a diferentes localidades llevando la cultura. Tras el golpe fascista, fue defensora de la República, de hecho se implicó activamente en la Alianza de Intelectuales para la Defensa de la Cultura. Precisamente debido a esta labor tuvo que exiliarse al final de la Guerra. Pasó por París, Nueva York, México o Puerto Rico.
Escribirá en El exilio como patria: “Regreso, sí, a la sangre. Pero regresar a la sangre para un andaluz no es volver a algo primitivo, sino todo lo contrario: es regresar a un mundo, a una cultura y hasta un modo de paisaje”.
En la década de los ochenta recibió el Premio Príncipe de Asturias y el Premio Cervantes, reconocimientos por tu gran labor intelectual.
La Perla de Cádiz, cantaora (Cádiz, 1925-1975)
Por la mañana, en el colegio, un compañero de clase me decía que unas noches atrás había montado, con su familia, una buena fiesta cantando y bailando en la peña de La Perla. No entendí nada. ¿Quién era esa tal Perla?
Se estaba refiriendo a la ya fallecida Antonia Gilabert Vargas, La Perla de Cádiz.
Yo, que por aquel momento tenía como forma de conseguir música el piratearla por internet, me busqué las papas para conseguir algunas canciones de esta gitana y rápidamente me quedé enamorado de la potencia y el poderío de su voz.
Hoy en día me inspira saber que tuviera que venir a Madrid, en sus principios, para poder dar a conocer su arte, que ya en Cádiz estaba bien extendido, y así conseguir, como decía ella, «dos pesetas pa mis hijos».
Ahora, desde mi piso en Madrid, mientras escribo estas palabras recuerdo eso que cantaba de «ganitas me dan de volverme».
Rocío Jurado, cantante (Chipiona, 1944 – Alcobendas, 2006)
A sus 14 años se plantó frente a su padre y a su madre e hizo huelga de hambre para conseguir que la dejaran ser artista, y es que, como bien dijo La Faraona, Rocío Jurado era “una piedra dura de Chipiona que no se puede aguantah”. Como tantas otras andaluzas emigró a la capital para buscarse un futuro en el mundo del “artisteo”, evidencia rotunda de la capitalización que se ha hecho desde la “Marca España” de la cultura y el folclore andaluz.
Fue nexo entre tradición (que no tradicionalismo) y transgresión, poniendo encima de la mesa del tardofranquismo y la Transición cuestiones tan sumamente escandalosas como la masturbación femenina o el desencanto de una mujer que ya no se siente feliz con su pareja.
Rocío demostró que la identidad es algo tan caleidoscópico que permite zarandear los cimientos del conservadurismo más rancio sin necesidad de renunciar a la bata de cola.
Ana Rossetti, poeta (San Fernando, Cádiz, 1950)
Ana María Bueno de la Peña, más conocida como Ana Rossetti es poeta, narradora, cuentista y ensayista. Cuenta con una extensa obra de diversos géneros, aunque es más conocida en el ámbito poético.
Su primer libro de poemas Los devaneos de Erato, con el que ganó en 1979 el Premio Gules de Poesía, la posicionó entre una de las plumas poéticas emergentes de los ochenta. Le seguirán los poemarios Indicios vehementes y Devocionario, este último con el que ganó el Premio Rey Juan Carlos I. Entre sus poemarios también se encuentran Yesterday, Punto Umbrío, La ordenación: retrospectiva, Llenar tu nombre, El mapa de la espera o Deudas contraídas.
Entre sus libros publicados como narradora encontramos Plumas de España, Alevosías (Premio La Sonrisa Vertical de novela erótica) o Una mano de santos. Recientemente ha publicado Maravillosas, un trabajo en el que rescata a una treintena de vecinas del barrio de Malasaña a través de la historia.
Carmen Linares, cantaora (Linares, 1951)
Carmen Pacheco Rodríguez aprendió desde muy niña a cantar y bailar con su familia, con la que emigró a Madrid en 1968. Aquí pronto destacaría como solista bajo el nombre de Carmen Linares, actuando junto a grandes artistas de su generación como Enrique Morente, Manolo Sanlúcar o Camarón.
En 1996 publicó su Antología de la mujer en el cante, que no sólo está considerado uno de los mejores discos de flamenco, sino que fue decisivo a la hora de actualizar y poner en valor las aportaciones de grandes cantaoras como la Niña de los Peines, la Repompa o La Trini.
A sus 70 años, Carmen sigue de gira por su 40º aniversario como solista, y cantando tanto en los mayores teatros como en humildes barriadas o conciertos benéficos. Ha sido reconocida como un referente fundamental por artistas más jóvenes como Estrella Morente, Rocío Márquez o Silvia Pérez Cruz.
Tamara, artista de variedades (Benalmádena, 1960 – MADRID, 1995)
De esas pioneras que lo son sin proponérselo, que lo son simplemente siendo. Gitana benalmadense, salió muy joven del armario trans, suponiéndole —desgraciadamente— ambas condiciones doble motivo de exclusión social. Su primera aliada, su madre, le pagó algunos de sus primeros pinchazos hormonales.
Pronto recaló en Madrid, buscando el éxito artístico y huyendo de un padre bastante menos comprensivo. Aquí encontró lo que tanto valoramos sus deudoras cinco décadas después, más si cabe en tiempos de pandemia: una familia elegida que te cuida como sabe y como puede.
Como tantas artistas de variedades, tuvo que alternar su carrera con la prostitución para poder sobrevivir.
Murió a causa del SIDA en 1995, una pandemia por la que se estigmatizó a quienes la sufrieron, dobles víctimas (quíntuple, en el caso de Tamara —mujer, trans, gitana, pobre y portadora de VIH—) de un sistema mu estrecho que intentó ensanchar a golpe de bata de cola.
Celia de Molina, actriz y creadora audiovisual (Linares, 1983)
Cuando pensé en mujeres referentes andaluzas que vivían en Madrid, lo primero que se me vino a la mente fueron dos compañeras de la Peña. Como ellas, tengo la suerte de estar rodeado de mujeres andaluzas que me inspiran cada día.
Pensando en alguien externo, me vino a la mente Celia de Molina. Actriz, creadora y hermana de la famosísima Natalia de Molina, me parece perfecta para ejemplificar este día en La Gata porque siempre lleva el feminismo y Andalucía por bandera.
Entre sus distintas apariciones en cine y televisión, me gustaría destacar El Antivlog, la webserie que creó y protagonizó en 2016. En ella, satiriza sobre el papel de las influencers pero, sobre todo, ofrece valiosas lecciones sobre feminismo y micromachismos a través del humor.
Y, siempre, con su característico toque andaluz, con muchos litros de aceite de oliva virgen de su Jaén natal.
Elvira Lindo, escritora (Cádiz, 1962)
Para las millennials emigradas, Madrid era, antes que cualquier otra cosa, el Árbol del Ahorcado, el bar El Tropezón y, en general, Carabanchel (Alto). Casi un territorio de ficción.
Si Manolito Gafotas pisa la Gran Vía con nuestra misma mirada alucinada quizás sea porque Elvira Lindo, su creadora, llegó a Madrid en la preadolescencia, de la mano de sus padres, migrantes en Moratalaz.
“Soy de Madrid porque nací en Cádiz”, diría en su pregón de San Isidro, aunque lo de Cádiz fuera casi fruto del azar.
La escritora, periodista, guionista y actriz, autora de libros como El otro barrio o Una palabra tuya, dibuja una ciudad construida desde la periferia, levantada por provincianos que soñaban con una vida mejor desde sus balcones cerrados con aluminio visto.
De ese Madrid somos herederas.
Pilar Albarracín, artista (Sevilla, 1968)
Reivindicación, humor y mucho duende…
La obra de Pilar Albarracín representa su identidad de mujer andaluza desde un lenguaje artístico y contemporáneo. Performance, instalación, videoarte, fotografía, escultura, dibujo o bordado… cualquier vía puede servirle para reinterpretar y jugar con el estereotipo.
Pilar Albarracín nació en Sevilla, pero se crió en Aracena (Huelva). En su juventud vivió en Irlanda y actualmente vive entre Madrid y Sevilla. Para Pilar, como para muchas de nosotras, alejarse de su tierra fue fundamental para repensar su identidad desde nuevas perspectivas.
Un cante flamenco que acaba siendo orgasmo, un vestido de lunares hechos con su sangre al clavarse una aguja por el cuerpo, un montón de flamencas tiradas en el suelo de un museo, o una torera con tacones y olla exprés, esta artista consagrada nos sorprende en cada obra con un nuevo folklore irónico y caricaturizado.
Olvido Andújar, poeta (Úbeda, Jaén, 1980)
Olvido Andújar es una poeta, narradora y profesora. Ha escrito en diversas antologías poéticas y de relatos cortos entre las que se encuentran La Confreternità Collection, Antología Olga Puente o Vive San Valentín de poesía y Casa de fieras, No me silencies, escúchame o Espíritu de jazz de relatos cortos.
El año pasado publicó su poemario En clave de jazz, en el que, como nos cuenta su prologuista Cristina Mora, “los sonidos y las palabras se enredan en un espacio propio”.
Es profesora de Lengua y Literatura en la Universidad Camilo José Cela así como académica correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Entre sus líneas de investigación se encuentran: didáctica de la lengua y la literatura y los estudios relacionados con la mujer, el cine, el jazz y la literatura.
Es parte del proyecto Sororidades, en el que se pretende la visibilización y activismo artístico, cultural y profesional desde una perspectiva feminista.
Pamela Palenciano, dramaturga y feminista (Andújar, Jaén, 1982)
Otra mujer que nos ha regalado nuestra tierra y convive en la capital es Pamela Palenciano. Nacida en Andújar, guerrillera jienense. Pamela dedica su vida a combatir la violencia machista con su famoso monólogo: No sólo duelen los golpes.
Nuestra artivista habla desde la risa y la ironía de su primera andadura por esto del amor romántico y cómo casi no sale viva de él. Pamela cuenta con todo detalle a través del teatro cómo su expareja hombre cis la maltrató psicológicamente hasta el punto de creer que se merecía este maltrato. La violencia psicológica duele y puede que no deje huellas a simple vista, pero por dentro es capaz de hundirnos en vida.
Si alguna hemos visto estos monólogos, impresiona el habernos sentido identificadas en más ocasión con alguna escena. Porque en algún momento de nuestras relaciones románticas con hombres cis lo hemos vivido y sentido.
Gracias Pamela por hacer llegar a lxs jóvenes la importancia de detectar estas situaciones y comportamientos que muchas veces nos cuesta ver y asumir. Gracias por seguir dándole la vara a las violencias machistas y reinvidicá que quien te quiere no te hará llorá, te hará felí.
Estas 14 mujeres andaluzas en Madrid son solo un ejemplo más de todas esas mujeres que nos inspiran cada día y que queremos reivindicar en la Peña Andaluza La Gata. Mujeres que nos enriquecen y que ponen o han puesto su granito de arena para hacer de Madrid un lugar mejor para todas nosotras.
Como ellas, hay muchas otras mujeres anónimas de las que tampoco nos queremos olvidar. Gracias a todas.